No es casual que estemos aquí. Mi esposo vivió en esta ciudad por muchos años, yo nací aquí, luego me fui y volví en el año 1999, aquí nos conocimos y nos casamos. Por lo mismo llegamos a despedirnos de la gente querida y ver el paso a Perú que será nuestro primer país.
Llegamos después de un viaje de 22 horas, que originalmente era a las 12 del día, pero que se movió a las 7 de la tarde (una señal de que no debía irme, según los seres queridos que no estaban de acuerdo con mi partida) con cuatro bulliciosos niños a nuestras espaldas, lo que hizo que pareciera un viaje de tres días.
Pero aquí estamos, descansando y ya proyectando nuestro siguiente paso.
Iquique, ciudad bella, que siempre he llevado en mi corazón y que me vuelve a acoger.
Prima, fue casualidad haber ido este fin de semana a San Felipe, pero me alegro de haber podido despedirme de ustedes. NO sólo les deseo suerte, sino que exito en su proposito, que quizás ninguno de nosotros tengamos claro, pero que sólo el tiempo y sus corazones dirá si se cumple o no. Un gran abrazo, muy fuerte para ambos y seguiré tus travesías para comentarlas y por sobre todo para hacerles compañia a la distancia. Y aunque no comulges, ruego que Dios los guíe y acompañe en su aventura, te quiero mucho aunque no lo diga siempre, Jorge.
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